MEDITACIONES DE LUNA LLENA LILITH

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Meditar en Luna Llena nos ayuda a integrar y fluir con las energías planetarias de un modo atento, consciente y libre. En este blog hemos querido dejar un trabajo muy especial con las 12 Lunas de los Signos Zodiacales, cada una con su más hermosa característica, cada una con sus atributos, con su energía, recibiendo la luz del astro Sol, hablándonos, diciendo que el flujo cósmico y nosotros somos resonantes y aliados del camino que es la vida.

Para Meditar, solamente tienes que elegir la Luna Llena que deseas trabajar y clickar en "Descargar Audio", el audio se descargará gratuito en formato mp3, puedes hacer la meditación directamente desde tu pc o bien desde tu teléfono, también puedes copiarla en un pen usb o un cd, como te sea más práctico.

Estas son las 12 LUNAS LLENAS:













Todos los textos han sido escritos por JOANNA ESCUDER para TEMPLE INANNA.

La voz de la narración es de KARME MILLÁN de TEMPLE INANNA.

Deseamos de todo corazón que este trabajo que entregamos sea recibido con el mismo amor y podáis sentir la misma gratitud que nosotras hemos sentido al crearlo y entregarlo.

NAMASTÉ

Karme Millán y Núria Gómez (de pseudónimo Joanna Escuder)

Calafell, 2 de Marzo de 2018

LA LUNA DADORA

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Meditación de Luna Llena

LA LUNA DADORA


Introducción

Bienvenidos a este nuevo encuentro, una reunión para fortalecer los lazos con Gaia y fluir en las energías planetarias, esta vez en esta servicial Luna Dadora, la última de esta hermosa serie de Lilith que hemos realizado con todo nuestro cariño.
En este caso, mientras la Luna se encuentra en el signo de Virgo, el Sol está en el signo de Piscis, por lo que nos encontramos en el eje de la existencia, es decir del ser o no ser: Soy gracias a que me siento útil para el mundo, diría Virgo. Y así es, Virgo es un signo de servicio y entrega, su manera de ponerse en el mundo es conociendo las necesidades del mundo y facilitándoles aquello que demandan, de este modo su sentido de existencia toma forma, y solamente desde ahí comienza a comprender el motivo de su existencia. Para que esa forma tenga consistencia, precisa poner orden, clasificar, organizar, darle a cada cosa su lugar, este ejercicio de carácter lógico es en realidad su punto fuerte, pues el poder dar ese orden, lo lleva a sentirse alejado del caos en el que habitaría su signo opuesto de Piscis. Al ser Virgo además un signo de tierra, nos encontramos con un elevado grado de feminidad, que nos permitirá ver la sensibilidad y sentido de belleza que sabe expresar, de ahí que a esta preciosa Luna le encantaría que la adornásemos de abalorios que de forma estética potenciaran su aspecto ante el mundo, transmitiendo así su carisma ante el entorno, donde se dejaría ver con aire humilde y a un tiempo seductor.
No olvidemos que cuando un Virgo nos dice: Adelante, es porque sabe que eso que te indica es lo mejor que te puede ocurrir, no duda, lo sabe, pero tampoco sabe por qué lo sabe, se limita a dar la dirección con la absoluta certeza de que acierta. Esta cualidad de Virgo es excelente para el mundo, pues él ha descubierto que es la propia experiencia su fuente de existencia, de este modo siempre nos alentará a experimentar, a descubrir a través de esos errores, esos que serán nuestros maestros y que sólo gracias a ellos nos iremos perfeccionando sin sentir haber estado equivocados. Virgo sabe que sin error no hay perfección y que en realidad la perfección está en la vida presente. Virgo sería quien nos diría con voz segura, todo es perfecto, pruébalo, vívelo, es lo que necesitas, no te niegues a experimentarlo por miedo al fracaso.
Como vemos Virgo se convierte en dador, desde el mismo instante que viene la mundo, es su máxima intención, dar lo que sabe, lo que conoce, lo que ha aprendido, y no dejar nunca de seguir aprendiendo para seguir siendo un elemento útil ante su entorno.

Bienvenidos a la Luna Dadora!!!

(pausa)


Comenzamos…
Nos colocamos en nuestro espacio sagrado…
Cerramos los ojos…
Relajamos el cuerpo, comenzando por las extremidades, tronco y cabeza…
Respiramos profundamente… tomando conciencia del viaje interior que vamos a iniciar…
Nos conectamos con nuestro ritmo de respiración… y nos armonizamos con él… sintiendo como con cada inspiración el aire penetra en todas nuestras células…
Y con cada exhalación liberamos toda la energía estancada de nuestro cuerpo…
Nos tomamos nuestro tiempo, respirando rítmicamente…

(pequeña pausa)

Decidimos salir de excursión por el bosque, pero antes tomamos en nuestra mochila una libreta y lápices, tenemos intención de tomar notas importantes. Nos adentramos en el bosque, caminamos decididos, conscientes de nuestras intenciones. Aunque vayamos solos, no nos sentimos solos, sentimos la riqueza de todas las formas de vida que conviven con nosotros y que se hallan en este espacio que compartimos. Nos sentimos unidos a ellas, sin un ápice de añoranza ni de dependencia, libres de apegos emocionales y materiales, sintiendo que lo tenemos todo y que lo somos todo. Nos sentimos apasionados, tanto que nos da por tararear, incluso silbamos, mientras nos inventamos letras para esas canciones que componemos cuando la inspiración nos sobrecoge caminando por el interior del bosque.
De repente llama nuestra atención un singular roble, de tronco ancho, firme, enorme, tomamos una hoja en blanco de la libreta y comenzamos a dibujar el árbol, mientras hablamos interiormente con él sintiendo como nos responde. Cuando acabamos, nos damos cuenta de que en el papel no solamente puede verse el árbol en su conjunto, sino también todos los detalles de la forma de las hojas, de las ramas y características varias que hemos ido anotando.
Damos por finalizado la toma de datos de ese árbol y nos detenemos ante otros arbustos y plantas. Sentimos el deseo de plasmarlos todos, decidimos que regresaremos para seguir dibujando y transcribiéndolo todo. Tras muchas horas de estudio, nos damos cuenta que estamos registrando en el papel, un bonito compendio de elementos de la naturaleza, descubriendo y transcribiendo sus poderes ocultos, para que nadie se pierda la sabiduría que encierra la madre naturaleza.
Permanecemos sentados, esta vez ante un enigmático espino blanco, dibujándolo respirando su poder, agradeciéndole todo lo que nos da desde que nuestros ancestros descubrieron sus propiedades. Respiramos el olor a tierra húmeda, incluso podemos sentir las raíces y la savia correr por él.
Nuestro libro ya incluye la magia del arce, los poderes del Almez, la magnificencia del Almendro y también la extraña belleza del Sauce. Si ojeamos nuestros apuntes nos damos cuenta del trabajo realizado y del que todavía queda por hacer. Permanecemos dibujando y conectados a una vieja encina. Respiramos su poder y canalizamos su sabiduría para transcribirla.

(pausa)

Una preciosa Libélula revolotea de repente a nuestro alrededor, quiere llamar nuestra atención, levantamos la mirada y sin dudarlo hablamos con él, le pedimos que tenga paciencia que todavía nos queda mucho por hacer. Ahora estamos haciendo un esbozo de matas de salvia, el insecto insiste, como si quisiera que fuéramos tras él, como si nos quisiera llevar a algún lugar en especial. Insiste aleteando a esa velocidad que nos hace creer que está estático. Sabemos que se trata de un mensajero, sentimos que nos quiere dar un mensaje de alegría que nos llenará de vitalidad.
La insistencia del animal obtiene resultados, por fin nos decidimos a seguirle. La Libélula nos conduce por caminos no trazados del bosque donde si no conoces te puedes perder. Finalmente alcanza una ladera rocosa, por la que comenzamos a trepar, tras las indicaciones que el insecto nos da. Subimos hasta alcanzar la parte más elevada desde la que se puede otear una gran explanada. Descendemos para llegar hasta allí. Bajamos la cara opuesta de la ladera, tras la hermosa Libélula.

(pausa)


El insecto nos conduce hacia una zona desconocida. A lo lejos distinguimos unas ruinas arqueológicas, parecen las ruinas de una edificación desconocida. Exploramos la zona, comprobamos para nuestra sorpresa que se trata de una biblioteca. Nos emocionamos. Rozamos con nuestros dedos la piedra antigua de las paredes y tomamos conciencia que pisamos suelo por el que también caminaron otras muchas mujeres y hombres. Paseamos por pasillos que conducen a grandes salas, algunas sin techo, otras de difícil acceso por lo ruinoso de los restos. Aparecemos sin darnos cuenta en una sala interior, coronada con una bóveda transparente, desde la que se puede ver el cielo. Reconocemos que esa sala es especial, pues aún tiene entre sus estantes restos de pergaminos, de papiros, de tablillas y de otros tipos de libros, almacenados. Tras nuestra sorpresa, decidimos coger uno, el que llama nuestra atención. Lo cogemos y al hacerlo, una voz nos habla:

Bienvenido a la Gran Biblioteca Planetaria

Miramos a nuestro alrededor, no hay nadie. El Libélula sigue a nuestro lado batiendo sus alas, sin muestras de agotamiento. La miramos extrañados, nos sentimos seguros, su alegría es la nuestra, recordamos que es un mensajero y que parece que eso es lo que va a ocurrir, vamos a recibir un mensaje:

Has contribuido en el contenido de este espacio planetario.
Todos tus registros, todas tus ideas, tus proyectos, tus experiencias,
todo tu trabajo, tu capacidad de organizar, catalogar, distribuir…
hoy cobra sentido.
Gracias a tu dedicación, yo hoy puedo saber más de mí.
Sin tus investigaciones, pruebas y errores, dudas y elucubraciones,
sin tu forma de verme, de sentirme, de quererme, yo no sabría nada de mí.
Tus textos han sido acogidos en mis entrañas, por eones.
Los he conservado vivos para ti,
para que llegado el día de hoy, pudieras saber todo lo que has creado,
todo lo que has hecho y todo lo que me has dado,
y que todo ese trabajo al que con el corazón te has brindado, tiene una razón de ser.
Me presento soy Gaia, el espíritu de este planeta tierra.

Estamos boquiabiertos, impactados por lo que expresan estas palabras que pronuncia Gaia para nosotros. Ella quiere que valoremos el trabajo realizado, lo creado, lo hecho y lo dado. Sentimos gratitud por sus palabras, por su invitación y por su reconocimiento. Nos sentimos amados por la entidad planetaria.
Permanecemos meditando sobre ello, reflexionando a su vez, rescatando y transformando cada parte de nosotros que nos impide amar quiénes somos y como lo expresamos ante el entorno. Damos las gracias a Gaia, nos sentimos en armonía con el planeta y con toda conciencia viva y eterna.


 (pausa)

De repente un sonido de campanillas llama nuestra atención, la Libélula nos lleva hasta el mismo centro de la gran sala. En ese centro tomamos asiento pues observamos como la bóveda del techo se está abriendo, convirtiendo el espacio en un mirador al cielo. La Libélula no para de cruzarse ante nuestros ojos, como si quisiera que nos fijáramos en algo. Para nuestra sorpresa el cielo aumenta, se acerca, como lo hace un objetivo, amplia su campo de forma que la Libélula acaba entrando por una extraña puerta hecha de luz cósmica. Decidimos seguirla, confiamos, sabemos que existen otros mundos y que esta oportunidad es un gran regalo. Cruzamos al otro lado, conscientes de que este mundo que dejamos, se siente agradecido por nuestro trabajo. Sentimos profundamente que ha llegado el momento de ampliar nuestro mundo, de conocer más mundos y de saber que el nuestro no es el único, sino uno más entre muchos que habitan en esta galaxia. Nos sentimos profundamente conectados a la energía universal, al sentimiento planetario de unidad. Nos sentimos parte de algo más que todavía desconocemos pero que hoy nos vamos a atrever a investigar. Sin más, cruzamos el portal dimensional. Nos dejamos transportar por su luz, percibiendo su alta vibración en todos nuestros cuerpos. Vibramos.

(pausa)

El paraje en el que nos encontramos es extraordinario, no solamente por su belleza, sino también por sus habitantes. Bellas formas multicolor nos saludan. Sus vibraciones son intensas. Percibimos como todo allí es diferente, más sutil y etérico, más cromático y mucho más armónico. Advertimos que hemos entrado en la 5ª dimensión, donde todo es más lento y equilibrado, donde la vida se percibe muy distinta. Celebramos nuestra entrada en este plano de conciencia, nos sentimos libres de toda limitación mental para sentirnos abrazados por este otro mundo, que se encuentra más allá del nuestro. Aquí podemos hacer realidad todos nuestros sueños y sentir como nuestro poder creador se siente dispuesto para construir la forma de vida que nos hace feliz. No hay fronteras, ni límites de dogmas o creencias, estamos en paz con el planeta tierra, con sus formas de vida y sobre todo estamos en paz con nosotros mismos.

-         ¿Quién eres? – nos pregunta una voz que muestra curiosidad por conocernos mejor.

Siento que esta pregunta es crucial, que ha llegado el momento de expresar quien soy, en una sola palabra, en un nombre que lo diga todo. De repente observo la Libélula, me emociona su presencia, me mira de frente, parece que ella lo sabe todo de mí. Siento como me invita a hablar, a decir lo que hasta ahora nunca pronuncié. Entonces me doy cuenta, si, lo sé, sé cuál es mi verdadero nombre. Miro a la entidad que me ha hecho la pregunta. Le sonrío y con seguridad en mi corazón le digo:

-         Soy Lilith, soy la mujer que eligió vivir según sus propias reglas, buscándose a sí misma, perdiéndose, alejándose de todo, buscando su verdadero nombre, ese que siempre fue repudiado por no cumplir los cánones sociales. Si, soy ella. Soy la verdadera, soy Lilith, la mujer eterna que a su manera se ha construido, por dentro y por fuera, tal cual puedes ver, sin máscaras que impidan ver todo de mí, con mi luz y mi sombra, con mi magia y mi nobleza, con mis artes amatorias, con mis emociones sinceras, de mujer sabia y verdadera que aprendió a conocer la naturaleza y a vivir conectada a ella, sabiendo que desde lo más profundo de la madre tierra, todos y todas nacimos de idéntico útero. Soy Lilith, estoy aquí para seguir creciendo y descubriendo más mundos, hoy que ya puedo decir que pertenezco a la tierra en la que crecí, para saber que puedo seguir creciendo más allá de allí.

La entidad, quien se presenta como una Hathor, nos abraza y nos da las gracias por todo. Sentimos el abrazo de la hermosa Hathor, sentimos reconocerla, recordamos que alguien una vez nos habló de ellos, de la tribu Hathorizada que mantuvo vivo el linaje de la humanidad, para que quien lo recorriera de principio a final, sintiera que había alcanzado su hogar. Agradecemos la dádiva. Sentimos ese amoroso hogar, sentimos ser parte de ellos, de quienes guardaron la conciencia del más allá, para que algún día supiéramos que el mundo no se acaba y que ninguna dimensión está limitada. Permanecemos sintiéndonos expandir nuestra alma al todo y como el todo nos envuelve en un abrazo insondable, de puro amor, paz y silencio. Nos quedamos respirando la energía del encuentro, de sentirnos en casa, de sabernos libres de apegos, capaces de pronunciar nuestro nombre, mientras suenan las campanas que desvelan la música de nuestra gran alma.

(pausa)

El aletear de la Libélula nos devuelve al centro de la sala de la gran biblioteca. La bóveda celeste comienza a cerrarse, podemos recordar a la perfección todo lo que acabamos de vivir. Nos sentimos dichosos de haber alcanzado a cruzar el portal dimensional que nos conduce a ese otro plano de conciencia. Ahora sabemos cómo podemos acceder y desde allí aprender a utilizar nuestro poder cocreador.
Cogemos nuestra libreta con todos nuestros apuntes, sabemos que podemos dejarla en la biblioteca para que otros la consulten. Lo hemos comprendido, el conocimiento es de todos, nada es nuestro, no sentimos necesidad de poseer nada, pues ahora nos sentimos parte de la gran alma planetaria. Gaia nos lo ha confirmado. Somos personas que vibramos con Gaia y todas sus formas de vida. No hay separación, ni deuda, ni ninguna otra condición.
Colocamos nuestro libro en el estante. Nos sentimos orgullosos de nuestro trabajo. Sentimos que nuestra existencia y todo lo aprendido cobra sentido, no hay lugar para más negación o anulación de nosotros mismos. Gaia nos lo ha confirmado.
Desde la conciencia que nos aporta este gran paso que hemos dado y con el sentimiento de Lilith, regresamos. Dejamos atrás la gran biblioteca planetaria, para acudir cada vez que queramos viajar hasta un portal dimensional. Ahora sabemos que desde esa bóveda celestial podemos viajar, mientras la hermosa Libélula nos acompañará para indicarnos donde está el portal.
Permanecemos conectados a la Libélula, mientras cogemos el camino de regreso, subiendo de nuevo la ladera, para bajar por la cara opuesta y adentrarnos en el bosque.

 (pausa)

Conscientes de la unión con nosotros mismos en nuestra dimensionalidad y de la unión con los Hathors, continuamos caminando por entre esos árboles y vegetación con los que estamos conectados, sintiendo a cada paso el flujo de Gaia y todo nuestro amor. Tomando consciencia de todo lo vivido y de la voluntad del Espíritu de Libertad para viajar por la multidimensionalidad, agradecemos la dádiva que la luna de este día nos ha entregado con toda su generosidad.
Poco a poco, tomamos consciencia de nuestro cuerpo…
Integrados en la nueva vibración y conectados profundamente a Gaia, ya podemos  regresar, lentamente, a nuestro ritmo…
Sentimos las extremidades…El tronco y la cabeza…
Y poco apoco vamos abriendo los ojos…
Bienvenidos a la vida consciente y a la vida presente!!!

Texto y narración a cargo de Núria Gómez y Karme Millán

TEMPLE INANNA
www.templeinanna.blogspot.com

 Registro nº 1802275899179


LA LUNA VITAL

Meditación de Luna Llena

LA LUNA VITAL


Introducción

Bienvenidos a este nuevo encuentro, una reunión para fortalecer los lazos con Gaia y fluir en las energías planetarias, esta vez en esta espectacular Luna Azul, una Luna que nos conectará con el flujo vital de creación. Para ello debemos saber que es el momento de comprometernos con nosotros mismos, de dejar atrás todo aquello que nos hacía sentir limitante y pequeño, es el momento de reverdecer, de dejar de sentir que los frutos son algo que solamente pertenece al futuro. Es el momento de decir HASTA AQUÍ. Este punto de inflexión en el camino, es vital para que el siguiente paso que vamos a dar esté imprimido desde la voluntad superior del yo. Es el instante de tener la certeza de nuestra madurez. El niño interior está feliz, sano, alegre, confiado y dispuesto, con ganas de vivir todo aquello que a día de hoy no pudimos, pero deseamos con todas nuestras fuerzas. Las heridas están cerradas, la autoconsciencia de nuestro pasado, ha sido ampliada y desde todo el conocimiento adquirido y todo el ahínco vertido en nuestro avance, es el momento de resurgir como individuos, con ese precioso halo solar, que estamos aprendiendo a mostrar. Es el momento de sentir la serenidad que nos imprime nuestra resonancia solar. La Luna Llena en Leo de hoy nos lo muestra, nos habla de la estrecha relación que ella mantiene con el astro Sol. Ambos crean el día y la noche en un baile eterno, sin principio ni fin.
Los Registros Akáshicos planetarios se abren para dejar salir a la luz, todo aquello que el Sol atesoró. No hay más tiempo que esperar, es el presente el lugar en el que habitar. Es nuestra decisión vivir desde nuestra individualidad en armonía con la sociedad, sin condiciones, aceptando quiénes somos y quiénes son, aceptando sistemas, y creando vida nueva, sin rechazar, sin separar, sin dominar. Es el momento de tomar el flujo vital, y reconocer donde se expresa verdadera vida, en todos los planos y dimensiones de nuestro planeta. La humanidad somos un reino más de entre muchos. La humanidad conectada al flujo vital, sabe que comparte la tierra con otras muchas formas de vida y que todas ellas son tan sagradas y respetables como la nuestra. La misma diversidad que puede existir entre los propios seres humanos, se presenta en la diversidad de seres de otros planos. La Luna Vital de hoy, nos invita a sentirnos parte de la Gran Alma Planetaria como individuos maduros, no nos olvidemos que viviremos aquello que elijamos. ¿Elijes el alimento del Flujo Vital de Creación…? Si es así, acompáñanos, es el momento de sentir la creación en toda su dimensión.

Bienvenidos a la Luna Vital!!!





(pausa)

Comenzamos…
Nos colocamos en nuestro espacio sagrado…
Cerramos los ojos…
Relajamos el cuerpo, comenzando por las extremidades, tronco y cabeza…
Respiramos profundamente… tomando conciencia del viaje interior que vamos a iniciar…
Nos conectamos con nuestro ritmo de respiración… y nos armonizamos con él… sintiendo como con cada inspiración el aire penetra en todas nuestras células…
Y con cada exhalación liberamos toda la energía estancada de nuestro cuerpo…
Nos tomamos nuestro tiempo, respirando rítmicamente…

(pequeña pausa)

Amanece, abro los ojos a un nuevo día, hoy sé que todo es diferente y no porque nada externo haya cambiado, sino porque he sido yo quien ha alcanzado a transformar mi perspectiva. Me siento presente. Mi primer gesto es una sincera sonrisa. Estoy vivo. Siento el gran templo que representa mi cuerpo para mi alma, ahí donde cada día suceden infinidad de movimientos que siquiera conozco. Reconozco el estado de salud y me anclo ahí, saboreando, disfrutando del bienestar que decido amplificar para vivir el resto del día. Me siento presente. Realizo una breve revisión sobre mis responsabilidades del día que comienza. Sonrío. Voy a ejercerlas sin problemas, poniendo todas mis capacidades y toda mi experiencia. Recuerdo cuando en el pasado una parte de mi se revelaba ante ellas y luchaba con todas sus fuerzas por evitarlas, sin madurez para establecer compromisos ni sabiduría para enfrentar posibles conflictos. Siento como esa parte de mi ha dejado de dominarme y como hoy, puedo encaminarme a mi vida diaria sin sentir que las tareas del día a día son una obligación ni causan ningún tipo de pesar o condición, pues hoy yo elijo lo que vivo y como vivirlo.
Disfruto de esta nueva visión y me enorgullezco de haber aprendido a transformar mi interior a un estado superior que me transmite alegría. Siento amor, siento el amor y el respeto que me tengo. Siento amarlo todo, incluido yo. Me siento amado y presente.

(pausa)

Sintiéndome presente aprendo a caminar todos los días desde este nuevo estado interior que me aporta satisfacción y dicha. Sé que la vida me continuará poniendo retos. Retos que tendré que afrontar desde la sabiduría y no desde la inmadurez emocional del pasado. Sé que cada reto supondrá una forma de adquirir mayor maestría, de desplegar todas mis capacidades internas ante la vida y descubrirme más allá de cualquier estado de confort que no alimenta mi alma, ni le permite seguir creciendo. Me siento enamorado de la vida y por ello vibro con toda la energía viva con la que me encuentro. Vibro con el planeta y con toda forma de vida. Las enseñanzas recibidas me han hecho comprender que cada uno tenemos un ritmo de aprendizaje y que es importante respetarlo. Siento la madurez de mis intenciones, de mis juicios, de mis palabras. Siento como el otro es un aliado y pongo los límites a quienes no siento tener que integrarlos, pues he elegido vivir y no seguir viviendo luchando. Siento y doy respeto y por ello pido respeto. Siento como armonizo, como tomo equilibrio, como aunque surjan movimientos inesperados, ahora conozco de mí como afrontarlos. Me siento fuerte y presente. Me siento preparado.

(pausa)



Tras saber que he sido capaz de identificar, integrar y aceptar todas las creencias procedentes de dogmas y doctrinas que me habían encapsulado, limitado y encarcelado una importante parte de mí, decido descubrirme más allá de esas creencias y cada mañana al poner los pies en el suelo, siento como doy pasos hacia ese aspecto de mí que permanece dormido y que todavía no conozco. Voy en mi busca. Voy hacia mí, hacia lo que no conozco porque no pudo o no tuvo oportunidad de vivir. Camino hacia lo desconocido, con consciencia de que aquello que se cruce en mi camino es exactamente lo que necesito para continuar descubriéndome. Ahora ya no me condicionan las influencias del pasado, ahora todo ese pasado es mi riqueza, mi motor, mi madurez. Sé que si recurro a actitudes de víctima, jamás podré sentir lo que es vivir. Sé que si actúa desde la libertad de ser y elegir, mi vida será reflejo de aquello que creo, tanto como libre pensador, como creador. Siento la ley de atracción y como desde ahí soy capaz de crear una nueva vida para mí. Me siento presente, vivo y creador.

(pausa)

Cuando miro a los ojos a los otros desde la mirada del creador, puedo sentir el máximo respeto y admiración por la sabiduría del creador ajena, tanto como por la mía. Siento que ese mismo amor que soy capaz de entregar a la vida, es entregado por los demás, consciente de que cada uno lo hace como mejor sabe y de acuerdo a su propio aprendizaje y que no todo es de un solo tono, sino que la vibración sostiene una amplia gama de colores, siendo estos los pinceles con los que la vida expresa la diversidad que habita en nuestro planeta tierra. Siento la dicha de pertenecer a la Raza Humana y de que pese a que tengo motivos para avergonzarme de nuestra inmadurez expresada en violencia, superioridad, rigidez, y mucho más, sé que nuestra cualidad de humanos es algo que aprender y desde ahí descubrir que con nosotros habitan otros muchos reinos que merecen todo nuestro respeto. Me siento presente y aliado no solo de los seres humanos, sino también de los animales, vegetales, elementales, minerales y ángeles. Es decir, de toda forma de vida cuya casa es el planeta tierra, de igual modo que lo es para mí. Siento que si la madre tierra tiene capacidad para acoger, alimentar y nutrir a todas las formas de vida que convivimos, yo también soy capaz de desarrollarla en mí. Siento la gran alma planetaria más presente que nunca, en todas las miradas, en la Naturaleza, en un amanecer, en el alba, y en una tormenta. Siento vibrar mi Ser, alineado con el planeta. Yo vibro.

(pausa)

Desde esta, mi nueva consciencia camino presente por la línea de tiempo que me ofrece la vida. Doy pasos con amor y desde la alegría, sintiéndome constructor de mis días, sintiéndome embajador de mi sabiduría, sintiéndome viajero y descubridor de mundos y culturas desconocidas, sintiéndome como el aguador, como ese gran Ser que alimentándose de la vida, vierte el agua del manantial emocional de su más elevada sabiduría, compartiendo quien es, compartiendo lo que sabe, compartiendo y conviviendo con todos, sabiéndose libre, sabiéndose poderoso, sabiéndose amoroso. Me siento presente, la ausencia, el abandono o el rechazo no están en mi camino. Recuerdo cada día que yo elijo mi vida, que soy el arquitecto de mis días y como tal diseño el plan, permitiendo que la vida me sorprenda, pues confío plenamente en ella.

(pausa)

Mi cualidad de guerrero se hace presente, pero ahora no es para luchar a muerte, ni para enemistarme con mi contrincante, ni para enarbolarme como vencedor, es para saberme lo suficientemente fuerte como para encajar con poder las experiencias que voy a continuar viviendo.
Mi cualidad de maestro se hace presente, pero no es para adoctrinar, ni imponer mis creencias a nadie, es para convertirme en referente, en alguien a quien observar porque ha aprendido a ser coherente con aquello que piensa, hace y siente.
Mi cualidad de anciano se hace presente, pero no para sentirme patriarca o matriarca de nadie, sino para expresar lo que me ha llevado a esa ancianidad, valorando cada arcaico paso que supe dar, desde la inmadurez del bebé hasta donde hoy he logrado habitar.
Guerrero, maestro y anciano, son mis legados, con ellos sigo caminando, aprendiendo a cada paso, elevando, abanderando la conciencia que me he labrado. Yo Soy.

(pausa)

Me siento integrado, habitando más allá de la polaridad que habla sobre el bien y el mal. Ahora sé que eso no existe, que es relativo y que depende de cómo lo vives. Ahora sé que aquello que creí perjudicial o maligno para mí Ser, es lo que me convirtió en la persona que soy. Siento la relatividad de todo. Siento la presencia del Observador. Siento que puede mirar desde donde estoy y no volver a caer en la división.
Acepto los ritmos por los que transito, admito que el tiempo es mi amigo, que cada transformación que vivo es un hito, y que la estabilidad lineal no existe en el mundo terrenal.
Me siento presente, observador y fluyendo en el tiempo, con confianza y amor.

(pausa)

Es el momento de mirar a la dualidad de género, a esa cualidad universal que separa lo femenino de lo masculino como si no existiera el neutro. Examino mi propia dualidad. La miro de frente. Reconozco cada uno de los aspectos y los respeto como individualidad, reconociendo sus diferencias, sin valorar a una por encima de la otra. Integro ambas energías en sus correspondientes hemisferios. Respiro mis atributos masculinos y también mis atributos femeninos. Siento como solamente unidos alcanzan ambos a expresar mi verdadera esencia. Siento su baile, como se integran como ambas energías se convierten en una, en la única en el andrógeno que es en realidad, independientemente del sexo que expresa su cuerpo. Me siento presente. Me siento consciente.

(pausa)

Desde el reconocimiento de quien Yo Soy, siento a mi alma vibrar en resonancia a su espíritu. Siento como la ley de la correspondencia se ha cumplido y como el cielo ha encarnado en la tierra. Siento mi propia presencia. Siento como las leyes universales son mi ciencia y como cada uno a su ritmo, se alimenta del flujo vital, para dejar de hacerlo de canales que merman sus días.
La vitalidad universal fluye por todo mí Ser. Me nutre todos los días. Me siento presente y conectado a este flujo diáfano, amoroso, acogedor, que me llena de permanente alegría. Desde este estado permanezco viviendo, presente en este ahora, en este instante único que tengo, conectado al espacio, consciente de mi pasado, constructor de mi futuro. Yo Soy pura conciencia universal, latiendo en la eternidad.

(pausa)

Desde la serenidad que me confiere este superlativo estado de autoconsciencia, permito que el flujo vital me invada todos los días del resto de mi vida y desde ahí decido vivir, decretando que esta es mi elección, con sinceridad de corazón.



En absoluta correspondencia cielo-tierra es el momento de regresar, tomando consciencia de todo lo sentido y de la voluntad de nuestro Espíritu Creador, de ser y crear por y para el mundo real.
Poco a poco, tomamos consciencia de nuestro cuerpo…
Integrados en la nueva vibración y conectados profundamente a Gaia, ya podemos de regresar, lentamente, a nuestro ritmo…
Sentimos las extremidades…El tronco y la cabeza…
Y poco apoco vamos abriendo los ojos…
Bienvenidos a la vida consciente y a la vida presente!!!

Texto y narración a cargo de Núria Gómez y Karme Millán
TEMPLE INANNA

www.templeinanna.blogspot.com

 Nº Registro: 1801265595107

LA LUNA DE LA MADRE

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Meditación de Luna Llena

LA LUNA DE LA MADRE


Introducción

Bienvenidos a este nuevo encuentro, una reunión para fortalecer los lazos con Gaia y fluir en las energías planetarias, esta vez en esta primera Luna de Yule, la que se conoce como la Luna de la Madre, en esta acogedora y receptiva Luna vamos a poder retomar la memoria celular, que nos va a devolver imágenes de nuestro crecimiento en el seno materno y de nuestro posterior nacimiento. Vamos a recordar la cálida acogida, el recibimiento y la bienvenida a este mundo material, independientemente de cómo se haya producido en la realidad, vamos a poder reconstruir los lazos con la madre esencial y sentir que nuestra entrada en este mundo fue excepcional, plena de amor y gratitud, plena de todo aquello que un neonato precisa sentir, para conectar con la seguridad del nuevo hogar al que acaba de llegar.
Es posible que no sea así de idílica la entrada en este mundo para todos nosotros, pero si es posible revertir el recuerdo y reconstruirlo, desde la capacidad y la conciencia actual. Así si aún no tenemos hijos podremos advertir lo sagrado de dar vida a un ser y si los tenemos, podremos revivir cada momento de nuevo, no importa que seamos hombre o mujer, el instinto maternal habita en todo ser humano y no existe hoy humano que no haya nacido de un útero materno, eso lo compartimos todos. Durante esta Luna Llena de la Maternidad, del saber lo que es amar, de entregar tu cuerpo a la creación de más vida, podremos sentirnos acogidos en esta dimensión, así como parte integrante de otros muchos planos de conciencia, esos en los que el propio bebé sentía habitar durante la gestación y en el tiempo anterior a su concepción.
Para ser madre no es necesario concebir, gestar y parir, se puede ser madre por esencia, madre por adopción, madre por acogimiento y madre porque es lo mejor que uno sabe hacer. La relación madre e hijo o hija, siempre está vinculada a la relación madre – padre, ello es indisoluble, de ahí que la presencia paternal sea indiscutible y esencial, para que la trinidad formada por los progenitores y el hijo, sea armónica, amorosa y diáfana, clara de luz y con el esplendor necesario para sentir el vínculo familiar. Los hijos que nacen del amor y el placer son hijos sanos, los que nacen del apego y la posesión, son hijos que siguen acarreando las cargas de los padres e incluso abuelos y bisabuelos. Aprovechemos este momento para reconstruir cualquier distorsión, dotemos a nuestro nacimiento de todo el amor que podamos hoy entregar a aquel espacio-tiempo y permitámonos reconquistar con nuevos fundamentos, el mundo material, esto no sólo nos hará más serenos, sino también más ricos.
Bienvenidos a la Luna de la Madre, bienvenidos a nuestro renacimiento!!!

(pausa)


Comenzamos…
Nos colocamos en nuestro espacio sagrado…
Cerramos los ojos…
Relajamos el cuerpo, comenzando por las extremidades, tronco y cabeza…
Respiramos profundamente… tomando conciencia del viaje interior que vamos a iniciar…
Nos conectamos con nuestro ritmo de respiración… y nos armonizamos con él… sintiendo como con cada inspiración el aire penetra en todas nuestras células…
Y con cada exhalación liberamos toda la energía estancada de nuestro cuerpo…
Nos tomamos nuestro tiempo, respirando rítmicamente…

(pequeña pausa)

Nos sentimos conciencia, pura energía y fuerza, sentimos un vaivén vibracional que nos conmueve y también nos provoca calma y paz. Sentimos el presente absoluto, ese espacio en el que habita nuestra gran alma, ese espacio íntimo, único e individual, donde estamos a solas con nosotros mismos, en sintonía con nuestro Ser. Nos permitimos sentir ese instante que nos aporta algo vital, la conexión profunda de nuestra alma con el espíritu. Respiramos pura conciencia, pura energía, pura vida latiendo, sin más.

(pequeña pausa)

El vaivén vibracional se acelera, nos parece captar una intensa luz, sentimos como nos atrae acudir a su encuentro, sentimos pura vida latiendo. Nuestra alma desea encarnar, desea regresar a la vida material, está preparada para ello, para habitar en el plano terrenal. Sentimos como el vaivén se convierte en un ritmo constante, que nos acerca más y más a esa intención, a ese impulso hacia lo exterior. Sentimos salir de nosotros mismos, como si una fuerza mayor irrefrenable nos empujara en una única dirección, advertimos que es la voluntad de nuestro espíritu y por ello nos sentimos seguros, aliviados, motivados, llenos de amor por el movimiento y la acción que ha surgido de nuestro interior.
Nos alineamos con el latido, con ese ritmo constante, con esa vibración…

(pequeña pausa)

Sentimos haber alcanzado la luz, se trata de una luz brillante, suave, acogedora, una luz que emite música, que tararea una canción de cuna, que sabe cómo llamar nuestra atención. Se trata de nuestra madre terrenal, la observamos, distinguimos su propio latido y como ese ritmo se sintoniza con el nuestro y a su vez con el que emana del propio planeta, de la misma madre tierra. Ambas madres se confunden en una, ambas cantan la canción de cuna más bella que jamás hayamos escuchado. Ambas sienten amor verdadero y desde ese punto de encuentro, nos llaman. Penetramos en la cálida luz, nos dejamos acunar por la melodía que surge de su Ser. Sentimos el flujo de conciencia, de amor y de vida que se está creando y sentimos como somos partícipes de él.

(pequeña pausa)

Todo está preparado para el mismo instante de nuestra concepción. Acunados en el aura de nuestra madre, nos sentimos preparados para cruzar a otra dimensión, sentimos como una nueva luz nos rodea, nos hace vibrar de placer, nos conecta con la más hermosa fuente de vida que podamos imaginar, sentimos el vibrar de los átomos y como la pasión se desencadena, como el amor entre nuestros progenitores se expresa, no sólo en cuerpo sino también en alma, para que también yo lo sienta. Es la forma que ellos tienen de decirme que me quieren y que quieren conocerme, que quieren que llegue a su mundo y tome cuerpo, para que ambos puedan abrazarme, amarme, gozarme. Siento tan poderoso su amor, que no tengo otra intención que encarnar unido a ese único corazón. Yo también los amo, los necesito, los siento. Una vibración que nos desborda a todos los sentidos me hace saber que el instante de la concepción ha llegado. De repente algo se acelera tan rápido que me parece perder el sentido, incluso experimento un vacio, un espacio en el que no puedo decir qué ha ocurrido. En cambio me siento más lleno y amado que nunca. Siento ser uno con mis padres, siento el vínculo que nos une, siento el latido de un corazón que toma vida. Es el mío.

(pausa)

Estoy sumergido, en un océano silencioso de luz y sonido. Siento el vaivén de las olas, me siento pez. Si quiero puedo chapotear, puedo saltar y bucear, puedo ser delfín y en manada cruzar de punta a punta todo ese mar. Buceo y salto como un delfín, mientras conecto con los reinos de este planeta que me acoge en su seno. Sin darme cuenta las olas me han llevado hasta la orilla, por primera vez veo tierra firme, decido salir del agua, tengo patas de tortuga, a ras de suelo me dirijo al interior de esa tierra en la que he aparecido, camino y conforme más pasos doy, más siento elevarme del suelo, para ahora ser un hermoso felino, me siento poderoso y atractivo, me siento que puedo trepar los árboles del camino, lo hago y al hacerlo me siento pájaro. Emprendo el vuelo, surco el cielo, oteo el paisaje desde lo más alto. Siento mi alma volar libre, siento el alimento que esta tierra en la que estoy creando cuerpo me puede dar. Siento puro agradecimiento. Me siento afortunado por haber llegado y tener la oportunidad de encarnar. Tomo consciencia de la belleza del mundo terrenal, de la fortuna de saberse acogido por la madre naturaleza. Siento la conexión con los árboles, con los ríos y los manantiales, siento la conexión con todo lo que existe, me lleno de gozo y desde este sentimiento, agradezco.

(pausa)

Siento mi cuerpo completo, siento que ha llegado el momento de salir del útero materno, de sentir a mi madre y a mi padre, de mirarles a los ojos y sonreírles. Estoy preparado. Estoy dispuesto a emprender una vida en este cuerpo. Estoy deseando tocar con mis manos, oler a mi madre, saborear el primer alimento, escuchar su tierna voz. Tengo dispuestos todos mis sentidos, siento el deseo de crecer en esta tierra que me acoge y que me va a dar nombre. Aquí por donde caminaré, experimentaré, reiré y lloraré, pero a la que nunca jamás rechazaré, por más impedimentos que la experiencia me pueda traer, pues soy consciente de que llego a una escuela, una preciosa escuela de la vida, en la que tengo mucho que aprender.

(pequeña pausa)

Un torbellino de energía me atrapa, es como si el mar se hubiera agitado y las olas de nuevo me arrastraran hasta la orilla, no veo nada, dejo que los impulsos me conduzcan hasta la salida. Siento la fuerza de una poderosa energía, escucho a mi madre respirar, siento como mi cuerpo se quiere separar del suyo, ha llegado el momento, no hay marcha atrás. Me siento cruzar un túnel estrecho y oscuro, siento entrar en un caos que no sé cuánto va a durar. Confío en la vida, confía en la naturaleza, en los recursos, confío y permito que la vida actúe, no opongo resistencia. De repente escucho la voz de él, de mi padre, siento muy poderosa su presencia. La está acompañando. Ellos están juntos, me esperan. Siento un último impulso y salgo. Salgo, estoy fuera, mi madre acuclillada me recoge en sus brazos. Llora. Lloro. Nos miramos a los ojos, nos reconocemos. Veo el rostro de mi padre, él también llora. Lloro. Nos reconocemos. Me siento acunado. Siento la voz, el olor, el tacto. Sonrío. Sonreímos. Nos quedamos sintiendo este intenso momento de puras almas latiendo al unísono.

(pausa)

Mi padre se ha encargado de cortar el cordón umbilical. Aunque me he separado definitivamente del cuerpo de mi madre, me siento más unido que nunca a su corazón. Lo mismo me ocurre con mi padre. Me entrego a este sagrado momento de profunda conexión. Es como si se detuviera el tiempo, como si solamente hubiera espacio para que fluya el amor. Me siento succionando la leche del pecho y como un verdadero arrullo me envuelve y protege. Siento el más grande agradecimiento. Me siento amado, feliz, eterno. El recibimiento en este mundo ha sido espléndido. Ahora sé que es mi responsabilidad tomar las riendas de mi vida conforme voy creciendo y que es mi misión ir más allá del nido familiar, sin jamás perder ni dejar de agradecer la oportunidad que tengo. Es mi obligación ser feliz y compartir lo que tengo para dar, sin por ello dejar de recibir. Es mi responsabilidad levantarme cuando me caiga y volver a comenzar, tantas veces como sean necesarias, sin abandonar. Estoy aquí para aprender eso y mucho más. Estoy aquí para experimentar. Sé que no todo lo que me ocurra me gustará, pero al final el tiempo hablará y me explicará todo lo que aprendí, mostrándome un espejo en el que me podré reflejar y entonces saber mucho más de mí y de cómo me construí, gracias a los problemas, sucesos, imprevistos, impedimentos… gracias a lo que supe superar. Con conciencia de todo ello, me entrego y acepto al plan que estoy por ejecutar.

(pausa)

Desde este presente, observo la hermosa escena que protagonizo con mis padres. Me acerco a ellos y desde mi adultez les agradezco todo lo que juntos los tres hemos vivido. Les explico que soy quien soy gracias a ellos y a las experiencias vividas. Nuestra madre nos entrega el bebé. Nos da al niño, a nosotros mismos para que lo acunemos en nuestro seno y sintamos lo que ella también siente cuando nos tiene en nuestros brazos. Lo hacemos. Nos cogemos. Nos mecemos. Nos cantamos al oído. Nos decimos las grandes cosas que viviremos y aquellas dificultades por las que pasaremos. Nos mostramos a nosotros mismos como nos hemos creado a lo largo del tiempo. Deseamos que ese niño pequeño crezca con seguridad, sabiéndose amado por sus padres y por nosotros mismos. Nos quedamos con el bebé en los brazos, mirándonos a los ojos, atravesando la línea de tiempo que nos separa, uniéndonos en los recuerdos, pues él estuvo siempre con nosotros desde el principio, hemos crecido juntos, sabe todo de nosotros, es el más antiguo ser que habita en nosotros. Nos quedamos sonriéndonos. Sintiéndonos. Amándonos.

(pausa)

Es el momento de regresar, sin abandonar la conexión con nuestro niño interior y tras haber realizado este hermoso renacimiento, comenzamos a tomar conciencia de nuestro cuerpo. Mantenemos la sonrisa del agradecimiento, mientras la música nos acompaña para tomar consciencia de nuestra actual cuerpo.
Poco a poco, regresamos, integrados en la nueva vibración y conectados profundamente a Gaia, lentamente, a nuestro ritmo…
Sentimos las extremidades…El tronco y la cabeza…
Y poco apoco vamos abriendo los ojos…
Bienvenidos a la vida consciente y a la vida presente!!!


Texto y narración a cargo de Núria Gómez y Karme Millán

TEMPLE INANNA
www.templeinanna.blogspot.com

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